El 10 de enero de 1872 escribe Richard Wagner una muy importante carta a Nietzscbe sobre El nacimiento de
la tragedia; no se quedará atrás en sus alabanzas Cosima
en la que le envía el 18 del mismo mes. Nietzscbe había
hecho llegar ejemplares de su obra a otros dos músicos,
Franz Liszt y Hans von Bülow, y también de ellos recibe
cartas muy elogiosas. Y, como era de esperar, Erwin Rohde
y Cari von Gersdorff los dos amigos de Nietzsche,
reaccionan con parecido entusiasmo.
Ahora bien, Nietzsche era entonces, como él mismo le
recuerda a Georg Brandes en la carta antes citada, catedrático
de universidad, catedrático de filología clásica en
la universidad de Basilea. Y la reacción de los filólogos y,
en general, del público culto alemán, la reacción de las
personas que llevaban la voz cantante en Alemania, y a
las cuales se había referido Wagner con cierta aprensión
nada más comenzar la lectura del libro, fue muy diferente
de la de los músicos o los amigos de Nietzsche.
Friedrich Ritschl, el maestro de Nietzsche, el hombre
que le había proporcionado la cátedra en la universidad
de Basilea, tuvo en sus manos un ejemplar de la obra ya
el 31 de diciembre de 1871; y ese día escribió en su Diario:
«Libro de Nietzsche. El nacimiento de la tragedia. Ingeniosa
cogorza». Los otros maestros de la filología clásica
en las universidades alemanas reaccionaron con hostilidad
y desprecio. Nietzsche fue declarado «científicamente
muerto». Y un silencio de muerte rodeó a El nacimiento
de la tragedia. El Literarisches Centralblatt, la revista
de Leipzig en que Nietzsche, siendo aún estudiante, había
colaborado con algunas recensiones, se negó a publicar
un breve escrito de Rohde sobre la obra. La primera
recensión, anónima, apareció en una revista de Florencia. (Fragmento de la introducción escrita por Andrés Sánchez Pascual).
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