Exceptuando la singularidad de la ruptura estilística reflejada en su tratamiento
temático por Así habló Zaratustra y la «azul soledad» en medio de la que
vive esta obra, si entre los textos publicados por Friedrich Nietzsche hay uno que
se distinga por mostrarse a ojos del lector como un brusco e inesperado viraje respecto
al curso teórico de sus anteriores escritos, ése es sin duda Humano, demasiado
hum ano, aparecido el primer volumen en mayo de 1878, con dos
continuaciones, las Opiniones y sentencias varias y El viandante y su sombra, en
marzo y diciembre 1879, respectivamente. De -monumento a una crisis»1 llegó
incluso a calificarlo años más tarde, en Ecce Homo, el propio Nietzsche, sabedor ele
cuánto de ruptura consigo mismo, de autovencimiento y ele mudanzas de la piel y
del alma había en las páginas de ese libro: pues la despedida de los maestros de
juventud, tanto el abandono definitivo de la amarga metafísica de Schopenhauer
(sólo parcialmente corregida en El nacimiento de la tragedia por el sabor trágico
de una justificación estética de la existencia), cuanto, sobre todo, la ruptura personal
con el gran músico y mistagogo, Richard Wagner, supuso una conmoción y un
quebranto no sólo de los fundamentos teóricos de su primera filosofía, sino también,
más honda y dolorosamente, de las propias bases existenciales. (Fragmento del prólogo titulado "Nietzsche: la crítica
de la metafísica como curvatura de la Ilustración" escrito por Manuel Barrios Casares).
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