1. Si la ciencia existe en alguna parte, y no puede existir sino
en un ser que vive, y existe siempre; y si cualquier ser en el
que algo siempre existe, debe existir siempre: siempre vive el
ser en el que se encuentra la ciencia. Si nosotros somos los que
razonamos, es decir, nuestra alma; si ésta no puede razonar
con rectitud sin la ciencia y si no puede subsistir el alma sin la
ciencia, excepto el caso en que el alma esté privada de ciencia,
existe la ciencia en el alma del hombre. La ciencia existe en
alguna parte, porque existe y todo lo que existe no puede no
existir en parte alguna. Además la ciencia no puede existir sino
en un ser que vive. Porque ningún ser que no vive puede
aprender algo; y no puede existir la ciencia en aquel ser que no
puede aprender nada. Asimismo, la ciencia existe siempre. En
efecto, lo que existe y existe de modo inmutable es necesario
que exista siempre. Ahora bien, nadie niega la existencia de la
ciencia. En efecto, quienquiera que admita que no se puede
hacer que una línea trazada por el centro de un círculo no sea
la más larga de todas las que no se tracen por el dicho centro, y
que esto es objeto propio de alguna ciencia, afirma que existe
una ciencia inmutable. Además nada en lo que algo existe
siempre, puede no existir siempre. Efectivamente, ningún ser
que existe siempre permite que sea sustraído alguna vez el
sujeto en el que existe siempre. Desde luego cuando
razonamos, esto lo hace nuestra alma. (Fragmento del capítulo uno).
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