HISTORIA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA II LA TRADICIÓN PRESOCRÁTICA DESDE PARMÉNIDES A DEMÓCRITO


Se ha elegido la expresión «tradición presocrática», en lugar de «filósofos presocráticos», como título de este volumen, en reconocimiento del hecho de que no todos los incluidos, son, en sentido literal, presocráticos. (El propósito fundamental del capítulo VI es destacar este punto.) Seguiremos una línea o familia de filósofos que estuvieron interesados por las mismas cuestiones y que coincidieron, sobre una base común, para librar sus batallas intelectuales, intentando cada uno corregir o clarificar las opiniones de los otros sobre el mismo tema. A la mayoría de ellos se les conoció en la antigüedad como filósofos físicos o de la naturaleza, y llegué a pensar en la utilización de esta denominación en el título, pero la expresión «filosofía natural» difícilmente podía llegar a abarcar la Vía de la Verdad 
de Parménides o las paradojas de Zenón, y su interés común puede escribirse mucho mejor como una investigación en torno a la naturaleza de la realidad y a su relación con los fenómenos sensibles. El hombre no quedaba excluido de sus consideraciones, sólo que, tanto en su aspecto individual como en el social, se le trataba, más bien, como un apéndice de las teorías evolutivas de la cosmogonía. En la medida en que es posible aplicar términos modernos, se ocuparon de la antropología física y social antes que de cuestiones éticas o políticas. Otros, entretanto, habían hecho del hombre el centro de su estudio y, con su solo emplazamiento cósmico como trasfondo, estaban poniendo los cimientos de las teorías morales y políticas europeas. Dado que ambos tipos de pensadores eran contemporáneos y estaban perfectamente familiarizados entre sí con sus respectivas realizaciones, es imposible que hubiera barreras infranqueables entre ellos, y, así, hallamos a Demócrito, un physikós donde los haya, escribiendo también sobre cuestiones éticas y políticas, aunque sus comentaristas (quizá,  acertadamente) concentraran su atención sobre la teoría atómica del mundo real, como si de su mayor logro se tratase; mientras los humanistas hacían, por su parte, un amplio uso de las teorías científicas en boga como base de su enseñanza sobre la naturaleza y el comportamiento del hombre. (Fragmento del prólogo del volumen II escrito por W.K.C. Guthrie).

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