INVITACIÓN A LA FENOMENOLOGIA (Edmund Husserl)

                                                                                                                                               
El lector tiene ante sí tres textos de Edmund Husserl, a saber, el artículo de la Enciclopedia británica publicado en 1925; la conferencia La filosofía en la crisis de la humanidad europea dictada en Viena en 1935 y un texto que figura como epílogo al célebre libro La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental, publicado en 1945. El primer texto es una introducción a la fenomenología escrita por nuestro autor. Es también el único escrito de Husserl destinado al gran público. Para explicar su contribución a la filosofía echa mano en este caso no de la vía cartesiana
—búsqueda de un conocimiento apodíctico, indubitable, apoyándose en la certeza de ego cartesiano— sino de la vía psicológica. Aunque éste escrito no estaba destinado a los especialistas, Husserl mimó su redacción: éste es el último de los cuatro intentos que invirtió en la empresa. Es como si el
autor de la Fenomenología transcendental quisiera desvelar a cualquier curioso la intención fundamental de su quehacer filosófico, esperando que el lector le siguiera hasta la solución que propone. De ahí la vía psicológica. Porque ya sabemos que el joven Husserl, cuando se propuso fundamentar la ciencia, tuvo que enfrentarse al psicologismo. Su nombre comenzó a brillar gracias a la refutación de marras que ofrecía en Investigaciones lógicas. El psicologismo era un reconocido modo de fundamentar la ciencia apelando a las características psicológicas de la especie humana o, más exactamente, de la mente humana; vamos, que la fundamentación de las matemáticas se logra analizando la estructura científica de la mente humana. Y, como para la ciencia en curso, la mente es el cerebro, resulta entonces que las leyes psíquicas se resuelven en funcionamiento material del cerebro. Un planteamiento semejante, por muy chocante que resulte hoy, era de recibo en su tiempo porque se apoyaba en una visión del hombre —en una antropología— en la que se había establecido que el ser humano era mera facticidad, un resultado de hechos físicos. No es difícil entrever entonces la suma de problemas que ahí se presentan a la libertad, a la razón y, en definitiva, a cualquier  proyecto racional de la humanidad. (Fragmento de la Introducción de la obra escrita por Reyes Mate).

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