Las páginas que siguen reproducen, casi sin variantes,
las lecciones de un curso expuesto en la
Sorbona durante el invierno de 1921-1922, en la forma
que las publicó la Revue des Cours et Conférences.
No desarrollan en su totalidad la filosofía de
Plotino; he omitido cuestiones importantes concernientes
al mundo sensible, la naturaleza, la materia,
el mal en sus relaciones con la materia. Es decir, he
limitado mi estudio a lo que Plotino llama, en general,
lo inteligible; me he detenido allí donde, según
expresión suya, "se detienen las cosas divinas", es
decir el alma, más allá de la cual sólo existen el
desorden y la fealdad de la materia.
Sin embargo, he conservado el título de Filosofía
de Plotino para designar el estudio de las "cosas
divinas" —lo Uno, la Inteligencia y el Alma— por
creer que allí se encuentra el corazón de su pensamiento.
Esas cosas divinas son la querida, patria a
la que debe retornar el Ulises que es el alma errante
en el mundo sensible, y que, lo mismo que Ulises,
debe sustraerse a la seducción de las cosas sensibles,
a los atractivos de Circe. De esta patria del alma tuvo Plotino un sentimiento
tan vivo, tan hondo, tan continuamente presente,
que su obra sigue siendo incomparable en medio
de las de tantos aventureros intelectuales que se
arriesgaron entonces en la misma búsqueda. (Fragmento de la introducción escrita por Emile Brehier).
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