UTOPÍA (Tomás Moro)


Santo Tomás Moro publicó su "UTOPIA" en 1516, y Lutero dio el primer paso hacia la Reforma Protestante en 31 de octubre de 1517, al publicar sus 95 tesis en Wittemberg. Después, la Historia ha seguido su curso. De estos hechos han pasado cuatro Siglos y medio, y hoy tenemos suficiente perspectiva para darnos cuenta de muchas cosas que nuestros antepasados no pudieron ver. Ambos hechos se produjeron en los tiempos en que el poder espiritual y temporal de la Iglesia Católica habían llegado al máximo. En todo lo que hoy llamamos "Occidente" no existía más que una sola religión, bajo la autoridad suprema del Papa de Roma, al cual prestaban acatamiento todos los Príncipes. Se habían constituido y consolidado casi todas las grandes naciones de Europa. El poder temporal de la Iglesia se había consolidado en dos aspectos: 1º Poder concentrado, constituido por los Estados Pontificios, en los que el Papa era soberano absoluto, y 2º Poder diluido, formado por las posesiones, mas o menos feudales, de todos los dignatarios eclesiásticos en todos los países. Desde las Parroquias rurales a los grandes Arzobispados, pasando por todos los Obispados y las grandes (y pequeñas) Abadías y Conventos. ¿Y el pueblo? ¿Qué papel desempeñaba en todo esto el pueblo? Lo que hoy llamamos "pueblo" entonces se denominaba "los súbditos", "los vasallos", "los sujetos"..., nombres todos que indican netamente que la gente sin privilegios (el vulgo) eran, ante todo, los sometidos y los servidores de los poderosos; La gente del pueblo no tenía "patria" (pasarían dos siglos antes de que se inventara), pero tenían Rey, al que tenían que servir lealmente. Y. esta era regla. A esto ahora lo denominaríamos "discriminación señorial": - los "señores" por una parte y los "siervos" por otra. Este proceso del poder temporal empezó (para la Iglesia) con la conversión (o así) de Constantino y el Edicto de Milán en el año 313, y llegó a su máxima "perfección" en los tiempos que precedieron a la Reforma. La gente de Iglesia (excepto los Santos) estaba segura de que lo mejor era el estar aliada con los poderosos y él - ser poderosos ellos mismos; ya que el "pueblo" tenía que seguir el camino que sus "señores" le trazaban. Estoy seguro de que Aristóteles habría encontrado este proceder perfecto; también estoy seguro de que Jesucristo no podía bendecirlo. (Fragmento de la introducción de la obra escrita por Rovirosa). 

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