Todos los escritores de origen burgués han conocido la tentación de la
irresponsabilidad; desde hace un siglo, esta tentación constituye una tradición
en la carrera de las letras. El autor establece rara vez una relación entre sus
obras y el pago en numerario que por éstas recibe. Por un lado, escribe, canta,
suspira; por el otro, le dan dinero. He aquí dos hechos sin relación aparente; lo
mejor que puede hacer el autor es decirse que le dan una pensión para que
suspire. Esto le permite considerarse más estudiante titular de una beca que
trabajador a quien entregan el precio de su esfuerzo. Los teóricos del arte por
el arte y del realismo le han inducido a ferrarse esta opinión. ¿Se ha
advertido que tienen el mismo fin y el mismo origen? El autor que sigue las
enseñanzas de los primeros tiene por cuidado principal hacer obras que no
sirvan para nada; si son obras arbitrarias, carentes por completo de raíces, no
están lejos de parecerle buenas. De este modo, se pone al margen de la
sociedad o, mejor dicho, acepta figurar en ella exclusivamente a título de
consumidor puro, exactamente como el becario. El realista también consume
muy a gusto. En cuanto a producir, es otra cosa; le han dicho que la ciencia no
se cuida de lo útil y busca la imparcialidad estéril del sabio. ¡Cuántas veces nos
han dicho que "se inclinaba sobre los ambientes que trataba de describir"! ¡Se
inclinaba! ¿Dónde estaba, pues? ¿En el aire? La verdad es que, incierto sobre
su posición social, demasiado tímido para rebelarse contra la burguesía que le
paga y demasiado lúcido para aceptarlo sin reservas, ha optado por juzgar a su
siglo y se ha convencido así de que quedaba fuera del mismo, como el
experimentador queda fuera del sistema experimental. De esta manera, el
desinterés de la ciencia pura se une a la gratuidad del arte por el arte. No es
casualidad que Flaubert sea a la vez estilista puro, amante puro de la forma, y
padre del naturalismo; no es casualidad que los Goncourt se precien a la vez
de saber observar y de poseer un buen estilo. (Fragmento del inicio de la obra titulado "Presentación de los tiempos modernos).
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