Con toda claridad indica Santo Tomás, en el prólogo a la II-II, el nuevo
tipo de discurso que va a desarrollar, la materia de estudio y los objetivos
que se propone en esta nueva sección de su teología moral.
Va a pasar de una consideración general a un estudio más particular de
«cada realidad moral en especial», pues las acciones humanas, contenido de
la ciencia moral, son singulares. Toda la materia la reduce al estudio de las
virtudes y de los estados en los que los diferentes grupos de hombres
las ejercitan, reduciendo, por otra parte, las innumerables virtudes morales
a las cuatro cardinales, que serán estudiadas después de las tres teologales.
El objetivo que se propone es doble: uno pedagógico, que consiste en simplificar
el estudio de la materia evitando repeticiones inútiles, gracias a esa
reducción, y el objetivo, propiamente teológico-moral, de considerar la actividad
moral de forma más práctica y concreta que en la I-II. (Fragmento de la introducción escrita por Luis Lago Alba).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tu comentario